—Sí, por supuesto. Mi esposo es tan inocente que no pensó en eso en absoluto —ella lo provocó, y su rostro se puso rojo.
—Hagámoslo de nuevo mañana mejor. Debes descansar —dijo Fernando, a pesar de su erección, solo porque no quería parecer que solo la curó para que pudieran hacerlo de nuevo.
Ella se rió aún más con eso, y él hizo un gruñido bajo en su garganta.
—Arabella, eso no es
Ella lo besó para callarlo ya que estaba a punto de poner excusas de nuevo. Y la explicación que quería decir era bastante larga.
Fernando abrió los ojos al principio, pero la besó de vuelta y dominó en lugar de eso. Mordisqueó su labio inferior también y lo hizo un poco más fuerte de lo habitual para mostrar su frustración y protesta. También fue para darle un castigo por callarlo.
Pero se sintió bien.
Notó que ella no sentía que estaba siendo castigada en absoluto y envolvió su brazo firmemente alrededor de su cintura y la otra serpenteó hacia la parte posterior de su cabeza.