Fortaleció su vínculo en su lugar

—Arabella, eres a quien me he encontrado tantas veces —exclamó Fernando—. Todavía no puedo recordar cuántas de tus reencarnaciones he conocido antes. Pero estoy seguro. Esas damas en los recuerdos que viste, eran tus reencarnaciones pasadas.

Arabella ya no necesitaba decirlo. Fernando pudo darse cuenta.

«¡Espera! Acabo de decirle que no me gusta verla sufrir, ¡pero la hice sufrir todas esas veces!» Fernando se puso pálido ante la realización.

Después de todo, en esas reencarnaciones, él había rechazado su amor repetidamente. Ni siquiera entendió lo que ella quiso decir cuando confesó por primera vez. No entendía lo que significaba el amor, ni quería una esposa o hijos.

—¿F-Fernando? —Arabella jadeó cuando Fernando se arrodilló frente a ella de repente.

—Arabella, lamento haberte hecho sufrir todas esas veces. Juro que te trataré mucho mejor y te apreciaré en esta vida. No fallaré en protegerte esta vez tampoco. Lo siento mucho por todo lo que te hice pasar en el pasado.