—¡Jiang Fenhua, al menos mira con quién estás hablando! —exclamó Qiao Sha, su cara tornándose púrpura de toda la ira que estaba conteniendo. Era verdad que no había venido a ver a Jiang Fenhua, pero eso no significa que dejara a los que estaban detrás del intento de asesinato sin castigo, Jiang Fenhua apenas salía y por ende no se enteró de la destrucción de la organización del escorpión negro que había aceptado el trabajo de su asesinato. Podría ser cruel, pero no era del todo insensible, sí cuidó de aquellos que intentaron hacer daño a Jiang Fenhua y a su hijo, solo que nunca se lo había dicho, para que no empezara a tener ideas sobre ella.