Yu Dong sintió sus pensamientos irse por el desagüe a gran velocidad, como si su cerebro se hubiera convertido en una pasta blanda. Cada músculo de su cuerpo se tensó, una espiral se enroscaba en su interior mientras Xiao Hua entraba directamente en el bar, vestido de tal manera que su intención parecía ser que cada mujer cayera muerta a sus pies —no estaría mal decir que en ese momento el chico parecía haber salido de la revista de fantasías de las mujeres de este mundo y cobrar vida para estar en medio de su bar menos que satisfactorio.
Podía ver a las mujeres que estaban sentadas en la sala principal mirando hacia atrás y robando miradas a Xiao Hua y eso de manera nada furtiva, era como si quisieran ser atrapadas por Xiao Hua para así tener una razón para que él les regalara una mirada en su dirección en caso de que él las descubriera.