—Prometo que me contendré. He sufrido durante mucho tiempo. Creo que esta vez, mi enfermedad será tratada —declaró la emperatriz viuda.
Miró a Bai Xifeng. No sabía por qué confiaba tanto en esta joven. Pero su instinto le decía que podía creer en esta joven.
—Una cosa más, durante el tratamiento, no quiero que nos molesten. Así que, en caso de que Su Alteza grite de dolor, los demás deben entender que Su Alteza está sometiéndose al tratamiento —declaró Bai Xifeng.
—Caitao, dile a todos que el Palacio Jasmine está cerrado por hoy y mañana. No estamos recibiendo invitados desde ahora —transmitió la orden a la anciana doncella a su lado la emperatriz viuda.
—Sí, Su Alteza —asintió la anciana doncella.
Salió un momento para informar a todos sobre la orden de la emperatriz viuda. Regresó al lado de la emperatriz viuda.
—Bien. Vamos a empezar —dijo Bai Xifeng.