Enviándolo Lejos

—Eric hizo una pequeña pausa —claramente, nada podía escapar de la intuición de Ella. Ella no era una tonta: Tiffany ya había sido enterrada, y sus fans todavía estaban causando problemas. Tenía que ser alguien que la estaba atacando deliberadamente.

—No es nada de lo que tengas que preocuparte —dijo Eric—. Incluso si hubiera algo, no dejaría que te molestara. Tu trabajo es relajarte y centrarte en tener una niña sana y regordeta para mí. ¿Entendido? —Eric se inclinó más cerca, sus labios rozando suavemente los de ella.

—El ceño de Ella se frunció ligeramente, un rastro de molestia cruzó su rostro —Debo estar maldita para atraer a los buscadores de problemas. No importa a dónde vaya, siempre parece que tengo enemigos.

—Eric soltó una carcajada suave, su mano acariciaba tiernamente su ceño fruncido —Niña tonta, es porque eres demasiado excepcional. Por eso la gente intenta derribarte.

—Los labios de Ella se curvaron en una pequeña sonrisa —Para Eric, ella siempre era la mejor.