Hannah debe mantenerse fuerte —puede levantarse de nuevo con la ayuda de ese hombre!
Tenía que creer en él.
Después de unas cuantas respiraciones profundas, las emociones de Tiffany se asentaron gradualmente. —Llévame de vuelta a la villa en los suburbios —ordenó.
Sabía que Michelle la estaría esperando allí. Aunque temía la confrontación, no tenía más remedio que enfrentarla.
El auto se deslizó en las profundidades de la oscura noche. El cielo negro como la brea, cargado de nubes amenazantes, parecía ocultar una bestia feroz, lista para devorar a cualquiera en su camino.
Mientras tanto, de vuelta en el hospital.
Eric limpió suavemente el rostro de Ella.
—Allí, cariño, estás radiante como siempre —dijo con una suave risa, presionando un tierno beso en su frente—. Has pasado por tanto.
Ella sonrió débilmente, pero una chispa de preocupación cruzó sus ojos. —No es nada, pero… nuestro bebé…
—Nuestro bebé estará perfectamente bien —dijo Eric con firmeza.