Lo que más desconcertaba a Eric era que, aunque John descubriera a varios informantes dentro del Elite Horizon Club, todos tenían una historia consistente: les pagaban una suma considerable de dinero, contactados únicamente a través de teléfonos desechables.
¡Esa cantidad de dinero era más de lo que ganarían trabajando en el club durante diez años!
En cuanto a esos informantes, Eric dejó su manejo a John. Cuando regresó a casa, encontró a Ella profundamente dormida en la cama.
—Cariño... —llamó suavemente, pero Ella dormía plácidamente. Se acercó a ella en silencio. La luz de la luna caía sobre su rostro pacífico, tan asombrosamente hermoso que parecía casi de otro mundo.
Eric tragó saliva con fuerza. A pesar de haber tomado un baño helado en el club, sintió que el deseo surgía de nuevo.