El Engaño de la Autocompasión

Ella asintió levemente. —Señorita Vivian, el mesero dijo que tenías algo que decirme. Este no es exactamente el mejor lugar para una conversación. ¿Qué tal si encontramos un lugar más apropiado?

Los ojos de Vivian brillaron con picardía mientras se reía entre dientes. —Oh, no es nada serio. Solo espera un momento. Después de todo, soy una invitada. ¿No deberías mostrarme un poco de respeto?

Ella se quedó sin palabras. ¿Una invitada con malas intenciones hablando de respeto?

Vivian estaba claramente mimada, consentida por su familia hasta el punto de la arrogancia.

La expresión de Mia mostraba un desprecio evidente. Esta Vivian realmente se creía mucho, actuando con tantos derechos solo por su poderosa familia.

Vivian rizó meticulosamente sus pestañas y engrosó su delineador, haciendo que sus rasgos parecieran aún más pronunciados.