Sterling miró por encima del hombro hacia su esposa para ver si seguía durmiendo, solo para descubrir que estaba despierta y escuchando su conversación.
—Lo siento, mariposa, ¿perturbamos tu sueño? —dijo con voz suave.
Kylek también la notó:
—¡Ah! Duquesa... Bueno, estás despierta. Deberías escuchar todo esto también. Cuanta más información tengas, mejor preparada estarás y más eficazmente podrás defenderte.
Sterling se levantó de la silla de madera en la mesa y se dirigió hacia la cama de Faye.
El suave resplandor de la lámpara de aceite sobre la mesa de noche iluminaba la habitación, proyectando una luz cálida y reconfortante sobre su rostro.
Con cuidado, recogió a Faye en sus fuertes y protectores brazos y la llevó cuidadosamente de regreso a su silla. Dejándola envuelta en la acogedora manta,