—No hemos terminado, Alfa Nathan —anunció en voz baja.
—No tengo tiempo para esto —repliqué, deseando más que nada golpear su rostro que en ese momento estaba comprimido en una sonrisa burlona—. Quítate de mi camino.
—Esa no es forma de tratar a los invitados, Alfa Nathan —continuó ignorando mi advertencia—. Vinimos hasta aquí y ¿ni siquiera nos escuchas? Vamos... siéntate un minuto mientras hablamos.
—¿Sentarme un minuto? —solté, girándome para mirar a todos los Alfas de la región del Sur evitando mi mirada—. ¿Realmente se sentarían a no hacer nada mientras esto me está pasando? Hoy se suponía que sería un gran momento para mí y nadie dice nada.
—¿Qué quieres que digan? —Luna Vanessa soltó una carcajada—. ¿Quieres que luchen contra la verdad? Vamos, Nathan. El mundo no funcionará como tú quieres. Siéntate un rato porque hasta que resolvamos este asunto, me temo que no podemos dejarte ir.