Lyla
El momento en que clavé la espada en Nymeris, el mundo a mi alrededor se hizo añicos como un espejo golpeado por un martillo. Una violenta ola de energía me atravesó, crepitando en el aire como una tormenta atrapada en una jaula de cristal. Mi cuerpo se convulsionó mientras el dolor y el poder se enroscaban en mis venas y de repente, ya no estaba parada en el presente.
Estaba cayendo.
No a través del espacio, sino a través del tiempo.
Memorias, no mías pero mías, estallaron en mi mente. Los fragmentos del pasado, las verdades ocultas bajo siglos de engaños, se envolvieron alrededor de mi alma como una segunda piel. Vi – no como una observadora, sino como Neriah.
Yo era Neriah.
***
El Comienzo del Fin
El Bosque del Norte zumbaba con risas dispersas, niños jugando, pájaros piando en los árboles y un grupo de hombres conversando entre ellos.