El hombre con ojos verdes...

Neriah

Después de que Thames se fuera, vagué por el bosque.

Con cada paso que daba, una paz inexplicable llenaba mi alma. Era como si la fresca brisa de la tarde soplase lejos el dolor en mi pecho. No quería volver a la manada... No quería escuchar sus sutiles burlas, sabiendo que no sería capaz de entenderlas en cuanto las dijeran.

La mayoría de las veces, tardo días en entender un chiste o más. Inhalando y exhalando profundamente, continué mi exploración. A pesar de eso, todavía tenía responsabilidades. Mi padre se aseguró de eso. Siempre lo seguía a diferentes manadas dentro y fuera de la región y siempre se me asignaban deberes.

Pero sabes qué es lo gracioso, tiendo a hacerlo realmente bien cuando se trata de cumplir con mis deberes. Podía realizar un ritual de Cantolunar desde el principio hasta el final y entregarlo a la perfección. Podía conectarme con las estrellas siempre que mi padre tenía que entrar en trance y mantenerlo en él por días.