Lyla
Niñera se tensó. —Lyla, no digas una palabra. Nos vamos.
Puse una mano en su brazo. —Espera. De repente curiosa por el cambio repentino de tono de Circe. Me volví hacia ella. —Si Ramsey supiera sobre los bebés, complicaría las cosas.
Circe asintió. —Sí. Eso suena bien. Él es demasiado desinteresado y bueno para este mundo y para nosotros. Te guste o no, Lyla… Ramsey es demasiado bueno para ti.
—¿Y eso no te gusta? —Niñera soltó.
Circe le dio una mirada contemplativa y sacudió la cabeza. —Si se entera, nunca te dejaría luchar, liderar, entrenar o hacer la mitad de las cosas que se supone que debes hacer. Te envolvería en un capullo y lo llamaría amor.
Por un momento, ninguno de nosotros dijo nada. Había una sonrisa nostálgica en el rostro de Circe mientras miraba a la distancia. Después de un rato, se volvió hacia mí.