Mía miró alrededor del salón y luego se volvió hacia Natalie con una sonrisa burlona. —Por cierto, ¿dónde está tu esposo? Solo quiero asegurarme de que es seguro acercarme a ti y que no terminaré perdiendo la vida.
Natalie le lanzó una mirada estrecha, mientras Cathy preguntaba con curiosidad:
—¿Es algún hombre rico, posesivo y dominante?
Mía suspiró dramáticamente. —Pregúntale a ella.
Cathy levantó una ceja hacia Natalie, incitándola a contestar:
—Ignórala. Es un buen hombre.
Mía se burló. —Buen hombre, claro —pero tiene un montón de peros y condiciones.
Cathy frunció el ceño. —Entonces, ¿al final terminaste con ese tipo de hombre? Pensé que después de ese idiota de Brown, elegirías a alguien más sabio.
Natalie no se tomó la molestia de explicar y en cambio dijo:
—Asegúrate de al menos conseguirte un hombre sabio.