—¿Qué diablos está pasando? —murmuró Rowan y se volvió hacia Morris de nuevo—. Ese rico sugar daddy de ella... ¿Ese es Justin?
—Ve y pregúntale —respondió Morris, la sonrisa en sus labios se ensanchaba.
—Claro que tengo que preguntarle. Ella está casada, y él no puede mantener a una mujer casada consigo así como así. Es totalmente malo para su imagen y su futuro. ¿Dónde diablos está su marido para dejarla aquí así? —Se levantó y fue hacia la mesa del comedor, con una expresión seria.
—Justin, necesito hablar contigo —Rowan se acercó a ellos, sin siquiera dirigir una mirada a Natalie.
—Natalie, te presento a mi amigo Rowan Lawson —dijo Justin antes de volver a mirar a Rowan—. Y ella es Natalie, mi esposa.
Rowan sintió como si el suelo debajo de él se hubiera desvanecido por completo y estuviera cayendo en un abismo sin fin.
—¿Qué... dijiste...? —preguntó Rowan incrédulo—. ¿Tu esposa? ¿Se divorció de su marido para estar contigo?