El plan de Justin para enfrentar su pasado

En algún lugar lejano, en un país oriental, dentro del gran salón de una majestuosa finca conocida como La Resistencia, un hombre de aspecto mayor se sentaba en una lujosa silla de respaldo alto. Vestido con ropa oscura y nítida, su cabello totalmente canoso, emanaba un aura de autoridad imponente, una que podría hacer que cualquiera se sometiera sin cuestionar, a pesar de su edad. Sus ojos de color azul grisáceo se entrecerraron ante la pantalla del televisor, donde un hombre joven y apuesto se declaraba como Aiden Handrix. La mano del hombre, descansando en el reposabrazos, lucía caros anillos de jade de aspecto antiguo. Sus dedos golpeaban el reposabrazos con un ritmo constante, reflejando su profunda concentración. —¿Es él? —murmuró el hombre, su voz firme y cargada con un mandato de tipo real. Un hombre más joven con traje, de pie junto a su silla, respondió: