—Kawin —Justin lo llamó.
Kawin, quien era el hombre más leal de Aeldric, entró en la oficina e hizo una reverencia ligera como un perro fiel. —Sí, Sr. Handrix.
—Dile a tu antiguo amo que ya no es el gobernante aquí —ordenó Justin.
Aeldric miró a Kawin con asombro. Incluso llamó a Justin Sr. Handrix, con su antiguo apellido, en lugar de Riverdale.
—¡Kawin! —exclamó Aeldric.
—Sr. Riverdale, toda nuestra gente ha jurado lealtad a nuestro nuevo Rey: su heredero y nuestro jefe —dijo Kawin.
—¿Cómo te atreves? Aún no le he dado mi posición.
—Sr. Riverdale, ya ha anunciado a todo el País Oriental que el Sr. Handrix es su heredero. Desde entonces, toda nuestra gente, socios comerciales y todos con quienes estamos conectados ya han aceptado al Sr. Handrix como nuestro Rey —añadió Kawin.
Aeldric miró a Justin aún más sorprendido. —¿Cuándo lo hiciste...? —se enfureció con ira.