Aeldric se levantó de su silla, su rostro cubierto de expresiones de incredulidad y sorpresa.
—¿Te gustó la sorpresa, viejo? —escuchó a su nieto preguntar, quien se recostó en la silla, haciéndose cómodo—sentado como un rey.
—¿Cuál es el significado de esto? —Aeldric preguntó mientras lo miraba, luego a las dos personas.
—Simple —respondió él—. No eres de fiar, así que yo tampoco. No deberías confiar en mí tampoco—después de todo, soy tu sangre, ¿verdad?
La pareja que entró en la oficina caminó hacia adelante, de la mano.
—Lamento no poder asistir a la boda ya que estaba ocupado con mi esposa, Natalie —dijo el hombre y miró a su parecido que estaba sentado en la silla—. Aaron, felicidades por tu matrimonio.
—Cuñado, felicidades —dijo Natalie aferrándose al brazo de Justin como una dulce esposa—. Aunque no me gusta esa mujer Grace, estoy segura de que puedes manejarla hasta que logremos lo que queremos.