Era una frase.
Eran solo cinco palabras, pero aún así la habitación quedó silenciosa instantáneamente. El aire estaba cargado de poder y del comando ineludible.
Todo movimiento se detuvo y, como si estuviera obligada, la Partera Lee hizo lo que le ordenaron. Todo el tiempo la partera temblaba. Esto no estaba bien, lo sabía en el fondo, pero no tenía poder para desafiar al ger de cabello plateado con los ojos brillantes.
La partera Lee quería insistir en hacer algún tipo de brebaje u otro, para luchar por la vida de su nuevo benefactor, o al menos no abandonarla. Xu Feng tenía la voluntad más fuerte que había visto en un nuevo papá. En cualquier persona.
La situación era tan sombría, pero aún así, expulsó no uno, sino dos, DOS huevos sanos mientras su cuerpo se enfriaba cada vez más. Sin embargo, esta persona quería que se rindiera sin luchar.
La partera Lee no sabía cuándo, pero nuevas lágrimas brotaron en sus ojos mientras seguía los nuevos comandos.