Volviendo a verte

—¿Continuar qué? La locura, por supuesto.

Xu Feng pensó que el mayor dolor que jamás sentiría sería el dolor punzante en la noche de su boda. Se equivocó. Esta era la noche en la que deseaba no haber nacido, y lo sentía con cada fibra de su ser.

Podía desear no haber nacido cuanto quisiera, pero quería que sus hijos nacieran. Por eso había recurrido a esta postura.

Una vez había oído a su madre adoptiva hablar con sus amigas —una de ellas que resultaba estar embarazada de nuevo con su quinto hijo— sobre nuevas y extrañas tendencias extranjeras. Una de las cuales estaba considerando probar.

La mujer tenía experiencias de parto relativamente leves, pero había oído que los partos en agua eran más fáciles y más naturales para los bebés. También había oído que parir a cuatro patas era menos agotador para las mujeres.