Escaparate, Parte Veintiséis

—La plaza era un pandemónium, un torbellino de voces gritando, pies pisoteando y el ocasional estruendo de carros volcados mientras la multitud huía en pánico.

Melisa apenas registraba el caos. Su atención estaba totalmente centrada en Lady Belstadt, cuyos ojos violeta brillaban con intención maliciosa.

—Bueno... tanto por mantener las cosas civilizadas —murmuró Melisa, alzando su varita.

Atrás suyo, Isabella, Javir, Cuervo y Armia entraron en acción, su propia Esencia brillando mientras otros Magos de las Sombras emergían de entre la multitud.

—¡Melisa! —llamó Isabella, su voz aguda—. Nosotros nos ocupamos de los matones. ¡Tú encárgate de ella!

—¿Matones? —dijo uno de los Magos de las Sombras con desdén, un látigo de energía oscura enrollándose en su mano—. ¡Somos mucho más que eso, pequeña zorra!

[... ¿En serio lo son, sin embargo?]

Isabella respondió con una sonrisa burlona, su varita moviéndose en un borrón.