Escaparate, Parte Veintinueve

Javir apretó los dientes, con las manos levantadas mientras empujaba a Belstatd, forzándola hacia atrás.

—No vas a ganar esto —alcanzó a decir, con voz tensa pero desafiante.

Melisa jadeaba, respirando rápidamente, su agarre en su varita se endurecía hasta que sus nudillos se volvieron blancos.

«Creo que estamos llegando a nuestros límites», pensó, mirando alrededor. «Tenemos que acabar con esto. Realmente no quiero ver lo que Belstatd tiene preparado para nosotros una vez que estemos todos exhaustos y gastados.»

Tomó una respiración profunda, sus ojos se fijaron en Belstatd, su determinación se endureció.

«Solo necesito una apertura más. Ese hechizo de llama azul duele como el infierno. Si puedo aterrizarlo una vez más...»

—Cuervo, Armia —la voz de Melisa era firme—. Terminemos esto.

Cuervo asintió, sus cuchillos listos, su expresión feroz. Armia avanzó, su espada levantada.

Luego, juntos, se movieron, su enfoque en Belstatd, su determinación inquebrantable.