Lealtad, Parte Tres

Se perfilaba como una de esas noches.

Margarita acababa de repasar el último lote de cartas de amor que había recibido por cortesía de los nobles con los que pasaba tiempo, junto a Kimiko. Los habían cautivado, se habían enamorado. También estaban ladrando al árbol equivocado.

Claro, chupar una polla y comer un coño en una fiesta era una cosa. Pero... solo había una persona con la que planeaba tener noches como estas.

—Dos velas, dos copas de vino, lencería tan reveladora que podría estar desnuda... —Margarita sonrió para sí misma—. Estoy lista.

Y, si conocía bien a su esposo, como le gustaba pensar que lo hacía, él regresaría en 5... 4...

*Click*

Alguien, tenía una muy buena idea de quién, había abierto la puerta principal y entrado.

—¡Hora del espectáculo! Como diría Melisa~ Me pregunto de dónde sacó esa palabra. No recuerdo haberla escuchado antes de ella —pensó Margarita.