—...y entonces simplemente anuncia que somos compañeros como si no fuera gran cosa —Melisa levantó las manos dramáticamente—. Como, 'Oh, hola, aquí está la persona que ha detestado tus entrañas desde el primer día, ¡diviértete pasando las próximas seis semanas juntos!' ¡OTRA VEZ!
Melisa y las chicas se sentaron en el quiosco que habían conquistado durante el último año. Mientras Melisa desahogaba, otros estudiantes salían de la academia.
Isabella se recostaba sobre uno de los bancos, su cabeza descansando en el regazo de Armia mientras sus piernas colgaban del borde. Cuervo se sentó al lado de Melisa, asintiendo cada pocos segundos.
—Tal vez espera que la tensión sexual entre ustedes dos finalmente explote en un arrebato de pasión —dijo Isabella.
—No hay tensión sexual —Melisa respondió planamente.
—Definitivamente hay tensión.
—¡NO DEL TIPO SEXY! —Melisa aclaró—. Más bien del tipo 'ella podría apuñalarme con un cálamo si respiro mal'.