El Artefacto, Parte Dos

La oficina de Javir era, como siempre, un reflejo perfecto de la mujer misma—organizada pero de algún modo acogedora, con estantes de cosas meticulosamente etiquetadas junto a muebles cómodos y desgastados. Pergaminos y tomos estaban apilados en montones ordenados, y hoy el aire olía ligeramente a jazmín y pergamino.

Melisa y Jaylin estaban lado a lado frente al escritorio de Javir, pareciendo completamente como dos estudiantes atrapados iniciando un incendio en el laboratorio de alquimia.

—Déjame entender esto —dijo Javir, pellizcando el puente de su nariz—. ¿Encontraron un pasaje secreto en la sección restringida de la biblioteca, decidieron explorarlo sin decirle a nadie y luego sacaron un artefacto mágico no identificado de su lugar de descanso?

—Bueno, cuando lo dices así, suena mal —admitió Melisa con una sonrisa nerviosa.

—Es que es malo —siseó Jaylin.

—No es como si intentara robarlo —argumentó Melisa—. ¡Lo trajimos directamente a ti!