Ocultar Mentiras

—¿Por qué no le dijiste la verdad? —Carmen ignoró la ira ardiendo en los ojos de Damien. Él miraba el fuego parpadeante en sus manos con una mirada aburrida mientras alejaba sus manos de sus hombros.

—Si estás tan seguro de su amor, entonces ¿por qué me sigues? No deberías dejarle pistas que ella no puede leer. Pero deberías estar arrodillado frente a ella y aceptando tus pecados —pronunció las palabras con una mirada aburrida en su rostro pero su tono estaba lleno de burla.

Su voz todavía era suave, pero el desprecio no podía ser más evidente.

—Pensé que ella ya sabía —habló esas palabras más para sí mismo que para Carmen. Debía ser un tonto al pensar que ella lo había perdonado. Había estado tan obsesionado con ella que no captaba las sutiles señales de su ignorancia.