Eva sintió que su cabeza se partía en dos. Hizo una mueca en el momento en que abrió los ojos y se cubrió la cabeza con las manos.
—¿Qué en el mundo... Se sintió mareada. El deseo de volver a dormir nunca había sido tan fuerte. A pesar de sus ojos borrosos, todavía notó que estaba en su habitación. Pero, ¿cómo? Recordaba haber ido a encontrarse con el padre José y luego haberlo desafiado.
Él había dicho algo parecido a lo que había dicho Damien. Recordaba sus labios moviéndose. Pero no recordaba lo que él dijo o lo que ella había respondido y luego se había caído. Pero no sentía el dolor. ¿Por qué?
Había algo malo con su cuerpo, con su vida. Podía sentirlo pero cada vez que llegaba a saber de ello, sentía que su cabeza iba a estallar.
Miró a su alrededor y se sorprendió de encontrar a Damien en la cama. Ya era tarde. El cielo se había aclarado hace mucho tiempo.