Bendiciones de la Diosa

—¿Y si me niego? —sus labios se torcieron en una sonrisa—. Siempre puedo informar a la iglesia sobre la negociación personal que hemos reclamado y negociar con ellos de nuevo. Estoy segura de que también tendrían mucho interés en la tiara. —podría ser una mentira.

Quizás José sea el único que la necesite. Pero no había pérdida en intentarlo. Y la forma en que su expresión se volvió pálida y él parecía atónito le dijo a ella, que había hecho la apuesta correcta.

—¡Tú pagana! ¿Cómo te atreves a chantajear al hijo de una diosa? Arderás en el infierno con tu esposo por este chantaje. —él maldijo su corazón. Una persona temerosa se habría asustado y estaría rogando.

Incluso una persona orgullosa se habría sentido avergonzada de retractarse de sus palabras. Pero a Eva la habían enseñado Cotlin que lo correcto y lo incorrecto son solo palabras en el diccionario.

Mientras logres tu objetivo sin herir a nadie, deberías hacerlo.