Chantaje

Los gemidos y gritos no podían ser más fuertes. No había caballero hasta el final del camino. Ahora ella entendía por qué el caballero le había prohibido ir allí. Se sentía nauseabunda solo con mirarlos.

—Por favor... ¿podemos ir a una de tus habitaciones? —rogaba Hazel y por primera vez Ever sintió lástima por ella. Incluso si habían sido enemigas desde el principio. Forzar a una mujer en un jardín abierto.

—Ya tengo suficiente de tus berrinches, Hazel. Compórtate o te arrepentirás —Eva apartó la mirada. Se cubrió la boca con las manos y se alejó.

No se dio cuenta de que Philp la estaba observando. Sus ojos se estrecharon. Ella se alejó sintiéndose nauseabunda. Quería ir al otro lado pero no había forma de que pudiera cruzar una pareja asquerosa para llegar allí.

Pero estaba segura de que había visto algo.