Lastímala

El deseo de destrozar algo impactó su corazón como si un fuerte pulso danzara frenéticamente en sus dedos. Pero la forma en que ella rechazaba la química entre ellos lo apagó.

No, no dañaría nada y se libraría de este sentimiento. Lo guardaría en su corazón, su pulso para poder mostrárselo a ella esta noche. El hecho de que Damien estaría aquí y podría desheredarlo no lo cambió ni un poco.

Cuando salió, Diana ya se había ido. Algunas mujeres caminaban hacia el tocador. Sus ojos se agrandaron al verlo y él les guiñó un ojo, ganándose una risita de ellas.

No fue al salón de baile donde las damas esperaban a que comenzara la fiesta con sus jóvenes hijas e hijo, quienes aún no tenían permitido asistir a la reunión real. La mayoría eran segundones y menores de edad.

Fue a la sala de reuniones reales, sabiendo perfectamente que llegaba tarde y que solo recibiría desprecios de ellos.