—¿Estás segura de eso? —La voz de Eva temblaba mientras sus ojos se llenaban de esperanza. Sostenía sus manos tan fuertemente como una persona que se ahoga sostiene la última esperanza.
—Pero si ese niño es tuyo, debería ser más joven, sentí y confirmé con un médico que ya tenía un mes en ese momento —Ella parecía tan desesperada que Damien quería sacar al niño y mostrárselo para que viera que no tenía esencia de Harold.
Pero aún entonces sus miedos no desaparecerían. La atrajo hacia sus brazos, pero ella se retorció y lo empujó hacia atrás.
—Respóndeme primero. ¿Cómo es eso posible, Damien? Si estás mintiendo... —Damien negó con la cabeza.
—¿Por qué mentiría? Aunque nunca lo he expresado, sabes que no te pediría que te deshicieras del niño porque te preocupaste por el bebé. Si quisiera mentir, lo habría hecho hace mucho tiempo —tocó su vientre y cerró los ojos.