—No puedo creer esto —Carmen se levantó de inmediato—. Si vas a pronunciar mentiras, enviaré a mis caballeros a investigarte —muchos hicieron una pausa mirando su rostro helado.
Hacía mucho tiempo que Carmen había anunciado un veredicto sin tomar la opinión de su gente. Después de matar a su padre y tomar la posición de emperador, siempre había sido complaciente con los nobles.
—Su majestad, no sería difícil confirmarlo —Harold habló asustado y de inmediato—. Puede pedir confirmación a su gracia —ofreció con voz ruda. Su voz era firme y quebrada, como si sufriera mientras intentaba hablar.
—Sí, su majestad. Debería pedir confirmación a su gracia.
—Uno de los clérigos murió de la misma manera, su majestad. Si no estamos seguros en el palacio real, ¿estaremos seguros en algún lugar?
—Todos estamos asustados, su majestad. Como nuestro señor, le suplicamos por justicia.
—Su majestad, todos conocemos el poder que su gracia posee. Es difícil creer que él no lo haya hecho.