Reclamar Su Posición

—Incluso si quiero el infierno, ¿quién es responsable de ello? —sus labios se curvaron y se atrevió a tocar su pecho.

Carmen cerró los ojos y dejó escapar un suspiro profundo.

Su rostro estaba oscuro y lleno de frustración. Pero Charlotte sabía que no era por ella. El chico había sido amable con ella y ahora había crecido en un hombre.

Ella había notado muchas veces cómo la miraba, incluso cuando había una década de diferencia de edad entre ellos. Pero lentamente, la luz en sus ojos se apagó. Y solo se dio cuenta de que la extrañaba cuando ya no estaba.