Eco del Pasado (4)

Las pupilas de Nian temblaron violentamente y una gota de sudor resbaló por su sien. No podía apartar la mirada de la víctima cuya lucha cesaba gradualmente, como un pez en la tabla de cortar. Cuanto más miraba, más familiar le resultaba esa persona, como si… como si estuviera mirándose a sí mismo.

En ese momento angustioso, el primer pensamiento que cruzó su mente fue: ¿he muerto?

Recordó vagamente haber leído en alguna parte que los fallecidos a veces permanecían ajenos a su propia muerte, vagando por el mundo bajo la ilusión de estar vivos. ¿Podría estar ocurriéndole lo mismo en ese momento? ¿Había muerto por este extraño ataque zombi y lo que estaba de pie aquí era s–su alma?