Con esta revelación de Jin Jiuchi, no tenían más razones para dudar de su intención. Los tres atravesaron la puerta y, después de un breve período de oscuridad, de repente se encontraron parados en el corazón de un carrusel mágico.
—Whoa… —Gu Luoxin no pudo reprimir su asombro mientras su mirada recorría el entorno. Alcanzando hacia las alturas infinitas de un dosel estrellado, estaba el Carrusel Dimensional: una maravilla colosal de espejos dorados y tallados ornamentales que parecían besar los cielos. Los caballos estaban posicionados al menos a un metro de distancia, cada uno era una obra maestra de artesanía, sus formas majestuosas adornadas con intrincada filigrana y gemas centelleantes que capturaban la luz ambiente y la lanzaban en un caleidoscopio brillante.