—¿Q–Qué…? —Gu Luoxin se atragantó con su té. El líquido se desparramó por toda su cara, pero lo ignoró a favor de mirar a Jin Jiuchi con incredulidad—. Da Shen, t–t–tú eres una criatura de pesadilla…?!
—Tsk, ¿recién te diste cuenta? —Jin Jiuchi le lanzó una mirada despectiva, no muy distinta a la de un padre insatisfecho con la idiotez de su hijo, como si odiara que el hierro no pudiera convertirse en acero.
Esa expresión en su rostro ofendió tanto a Gu Luoxin que su sorpresa rápidamente se transformó en ira. —¿Cómo… Cómo se supone que iba a saber algo así?! ¿Crees que algún día me despertaría y pensaría "oh Dios mío, ¿podría mi compañero de equipo ser una criatura de pesadilla?" o algo así?!
—¡Mírame, mírame a los ojos! —Jin Jiuchi puso su cara justo delante de Gu Luoxin y señaló sus ojos de distintos colores—. ¿Crees que estos ojos súper geniales, apuestos y de otro mundo pueden posiblemente pertenecer a un humano?