—¡Jin Jiuchi!
Las orejas de Jin Jiuchi se animaron al escuchar aquella voz distante, amortiguada mientras estaba sumergido profundamente en el agua. Contuvo la respiración de manera traviesa y se quedó inmóvil, y cuando Shen Nianzu se acercó, repentinamente emergió a la superficie y exclamó:
—¡Nian'er, estás aquí!
Las venas en la frente de Shen Nianzu palpitaban mientras el agua salpicaba por toda su ropa y cabello. Parecía completamente descontento, pero a Jin Jiuchi no le importaba en absoluto porque ahora mismo estaba ¡extremadamente emocionado!
—¡Nian'er, ven y únete a mí! El agua está tibia, ¡se siente tan bien! —Movía sus extremidades, creando un gozoso caos de salpicaduras.
Shen Nianzu finalmente no pudo soportarlo más y extendió la mano para pellizcarle las mejillas con fuerza.
—Tú… ¿por qué estás tan emocionado? ¡No es como si fuera la primera vez que estás en el agua! —Su tono era una mezcla de molestia e impotencia a partes iguales.