Después del tedioso saludo, Noir finalmente pudo retirarse a su propia habitación, y lo primero que hizo fue desplomarse de cara en la cama, con la mirada vacía fijándose en la ventana. La razón principal por la que se obligó a acompañar a la procesión real, a pesar de su renuencia, fue, primero, para evitar activar la condición de muerte y, segundo, para localizar a los otros jugadores.
Desde que despertó en el palacio real, cada una de sus acciones y palabras había sido escrutada por los guardias PNJ, quienes lo seguían a dondequiera que iba, haciendo imposible que actuara con libertad.
Sin embargo, al menos había logrado confirmar que ninguno de los miembros de la realeza eran jugadores.
Era aún más fácil identificar a los jugadores durante la procesión real. No lo miraban con admiración ciega y fanatismo como los ciudadanos comunes, sino que lo examinaban, diseccionando cada uno de sus movimientos en un intento de determinar si era simplemente un PNJ o un jugador como ellos.