Las palabras del Lobo Dragón eran ciertas: aunque el Diablo había huido de vuelta al Espacio Sellado, de hecho había sufrido heridas graves.
—¡Lobo Dragón! —los ojos del Diablo ardían con una luz furiosa—. ¿Qué rencor tenemos que me perseguirías hasta el Espacio Sellado para matarme?
—Ya he dicho que tu sucia vida debería haber terminado hace tiempo, ¡este mundo no es un lugar para que tú corras desenfrenado! Por eso, juro matarte —respondió fríamente Lobo Dragón.
—¡Jejeje! —el cuerpo del Diablo temblaba, apareciendo en su rostro una extraña sonrisa—. Caí en tu trampa afuera, por eso terminé en tal estado, pero dentro del Espacio Sellado, este es mi territorio, ¡buscas tu propia muerte al venir aquí!
Con eso, el Diablo tomó una respiración profunda, y el aire sucio de alrededor instantáneamente se precipitó dentro de su cuerpo.