—Roger, ¿has retrasado mis reuniones para una fecha posterior? —preguntó Lucius mientras caminaba por el vestíbulo del primer piso, manteniendo la mano metida en el bolsillo.
—Jefe, he programado todo para una fecha posterior, dentro de dos semanas. El resto del trabajo ya lo has terminado —declaró Roger—. Y envié a alguien a la casa de Demitri. La cámara de vigilancia delantera estaba rota. Investigamos más y descubrimos que fue un repartidor quien la rompió. Lamentablemente, no pudimos rastrear su ruta porque después de cruzar la carretera, cambió de carril, donde aún no están instaladas las cámaras —explicó.
—Descubre dónde trabaja ese repartidor —instruyó Lucius.
—Estoy en ello, Jefe —respondió Roger.
—¡Señor Lucio De Salvo! —Una voz llegó desde el otro lado, específicamente desde la izquierda, e hizo que los dos hombres se detuvieran.
Lucius se giró para ver quién lo había llamado así y vio que era Neil Galanis. ¿Pero por qué le sonreía tan radiante?