Aiden bajó del coche cuando llegó al pueblo de la ciudad, que normalmente la gente común evitaría. Llamó a Roger enseguida, esperando a que contestara la llamada.
—Estoy fuera de la dirección del taller que me has enviado. ¿Dónde estás? —preguntó Aiden.
Sin embargo, no hubo respuesta por el otro lado.
—¿Roger? ¿No me oyes? —Aiden preguntó de nuevo. Cuando no recibió ninguna respuesta, colgó la llamada y marcó el número de Roger otra vez.
Al girarse, un hombre con una máscara negra golpeó a Aiden con fuerza con un bate de hierro en su mano. El teléfono de la mano de Aiden cayó al suelo y él se quedó paralizado por un momento. La sangre comenzó a bajar por su frente y al segundo siguiente, cayó al suelo.