Desaparecer completamente

Lucio se quedó atónito al escuchar la declaración del anciano. La persona de la que su madre, Evelina, lo había mantenido alejado estaba ante ella.

—Papá, traje a Aiden a petición tuya —una voz se escuchó y Lucio se volvió a mirar. Era Zar, el que mató a Matteo. Sus puños se cerraron y miró a Aiden, queriendo ver si había algún signo de daño en él.

—Jefe, no deberías haber venido aquí —dijo Aiden con una mirada preocupada—. No te dejarán volver.

—Tienes secuaces bastante débiles, Lucio. Así no es como trabajan las Mafias Romanov. Evelina te arrancó de mí, por eso no pudiste convertirte en un mafioso como nosotros —dijo Vladimir.

Lucio avanzó hacia Zar, ignorando las palabras de su padre, y revisó a Aiden. —No te hicieron daño, ¿verdad? —preguntó, poniendo sus manos en el cuello de Aiden.

—No, Jefe —respondió Aiden.