Atrapando su cuerpo

—Ahh, es más difícil de lo que pensaba —murmuró Layla, tambaleándose mientras luchaba por mantener el equilibrio sobre el hielo.

Lucio apretó su agarre en sus brazos, estabilizándola. —Te tengo —dijo con tono tranquilizador—. Solo relájate y mueve las piernas como te mostré.

Layla dio un paso vacilante como un bebé que da sus primeros pasos. Sus mejillas se sonrojaron por el ambiente fresco mientras ella se acurrucaba alrededor de él.

—No sueltes mis manos todavía —suplicó, mirándolo con ojos grandes.

Lucio soltó una risita suave, su aliento cálido contra el frío invernal. —Te sostengo fuerte —prometió. Sus manos permanecieron firmes alrededor de las suyas, guiándola con delicadeza. Acercándose más, susurró —Intenta sentirte libre sobre el hielo. Confía en ti misma... y confía en mí.