Sylvia miró a Luca, quien estaba sentado en silencio, sorbiendo su bebida. Se levantó de su asiento y se movió para sentarse junto a él. Después de una breve pausa, habló.
—¿También perdiste a tu familia?
Por primera vez, había escuchado de esta persona desconocida que ella era fuerte a su manera. Al mismo tiempo, se preguntó qué tipo de vida había llevado él. Luca inclinó levemente la cabeza, su mirada finalmente se encontró con la de ella.
—Hmm.
—¿Por qué no viniste a nosotros, entonces? —preguntó, con curiosidad en su tono.
—No entretengo mafias —respondió Luca sin rodeos—. Tus hermanos y yo tenemos diferentes puntos de vista, así que mantuve mi distancia de Matteo.
Sylvia soltó una suave risa.
—Matteo nunca nos escuchó, ¿verdad?
Luca la miró, la confusión parpadeando en sus oscuros ojos. Sylvia exhaló un profundo suspiro antes de continuar, su voz cargada de una vieja tristeza.