Nora miró su reloj. Ya había pasado su horario laboral. Soltando un pequeño suspiro, agarró su bolso y salió apresurada del edificio de la oficina.
Al salir, escuchó una voz familiar que la llamó.
—¡Nora!
Giró la cabeza en dirección a la voz y vio a Demitri de pie junto a su coche blanco. Instintivamente miró a su alrededor, buscando a colegas que pudieran estar cerca, antes de dirigirse rápidamente hacia él.
—¿Qué haces aquí? —preguntó sorprendida.
Demitri no respondió de inmediato. En su lugar, alcanzó la puerta del coche y la abrió.
—Sube.
Nora dudó por un breve momento, luego se deslizó en el asiento del copiloto. Sabía que no era sensato cuestionarlo justo allí, frente a la empresa, donde ojos curiosos podían estar observando.
Demitri rodeó el coche, se subió al lado del conductor y encendió el motor. Sacó el coche del terreno de la empresa hacia la carretera principal.
—¿Por qué estabas esperándome? —preguntó finalmente Nora—. ¿Qué pasa si alguien nos vio juntos?