—Arrgg… —gimió ella cuando él retiró su mano de ella.
Él tiró hacia abajo su lencería, arrastrándola hasta su pierna y ella se revolvió sobre él con impaciencia. Se arrodilló y le quitó los pantalones de las piernas antes de tirar sus pantalones a un lado y levantar la mirada hacia ella. Su pecho copado seguía rígido y su cara estaba enrojecida por la respiración agitada.
Deslizó dos dedos entre sus labios hacia su núcleo, evitando astutamente su núcleo. Frotó dos dedos en círculos alrededor de su clítoris.
Ella inclinó su cuello hacia atrás. El hambre creciente en ella anhelaba tocarlo, pero las esposas que le sujetaban la mano se lo impedían.
Deslizó dos dedos entre sus labios hacia su núcleo. Los labios se separaron al abrirse mientras él frotaba su mano arriba y abajo, a lo largo de la coño.
—Aaaahhh —gimió ella, completamente incapaz de hablar por la mordaza.