VOY A CORRERME (2)

Marcos ató la cuerda separadamente alrededor de su muñeca y luego la instó hacia la cama. Ató la cuerda en los pilares detrás de la cama y su otra mano en el pilar izquierdo. Sus manos estaban extendidas en diferentes direcciones. Marcos se colocó detrás de ella, su aliento justo sobre su pulso, provocando su cuello.

Ella inhaló y tragó su aliento en anticipación. No podía mover su cuerpo debido a la cuerda que sujetaba sus manos.

—Rodilla en la cama, piernas abiertas niña —la áspera voz de Marcos instruyó, haciéndola estremecer.

—Sí señor —respondió Ana. Se subió a la cama con sus rodillas antes de abrir sus piernas de manera invitante y mantuvo la posición como se le había instruido.