PUEDES SQUIRT (1)

Ann sintió la ira arder dentro de ella al ver salir a las mujeres. No podía discernir si era el hecho de que el doctor del sexo estaba complaciendo a otra mujer en lugar de a ella o por el hecho de haberla dejado aquí esperando afuera. Se giró para entrar a la oficina pero se detuvo en seco cuando la puerta se abrió y Marcos salió.

—Vamos, tenemos que irnos —Marcos dijo mientras se dirigía al ascensor. Se abrió y él entró.

Ann se quedó parada, mirándolo con incredulidad; esperaba una disculpa por haberla hecho esperar afuera, pero en lugar de eso, pasó por su lado como si no hubiera notado su presencia.

—Apúrate, no tenemos mucho tiempo —Marcos ordenó, lo que la sacó de sus pensamientos y corrió al ascensor antes de que se cerrara.

Ann se aclaró la garganta con la intención de romper el incómodo silencio entre ellos. Tenía curiosidad por saber a dónde iban en lugar de estar en la oficina.