Marcus recorrió con su mano el equipamiento dentro de su armario hasta que finalmente encontró lo que buscaba, un enorme consolador. Lo sacó de su armario lleno de equipo sexual antes de cerrarlo con llave y girarse para enfrentar a Shina.
—¿Para qué es eso? ¿No vas a follarme con tu polla? —preguntó Shina mientras ponía su pierna sobre el escritorio y abría más sus caderas para que él pudiera ver su húmeda vagina desde donde estaba. Pensó que podría excitarlo solo mostrándole su húmeda vagina, olvidando que él es un doctor del sexo bien entrenado que no se excita con solo mirar la vagina de una mujer. Esta no es su primera vez, pues ha visto y follado a muchas vaginas de mujeres de manera que podrían acabar odiando el sexo, pero aquí estaba él, satisfaciendo a una mujer que piensa que su marido no es capaz de hacerle lo mismo que él haría.